NOSTALGIC DEVICES: CUANDO EL PASADO SE VUELVE UN LENGUAJE COMPARTIDO
- malditamagazine
- hace 6 días
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En los últimos años, la nostalgia dejó de ser un gesto íntimo para convertirse en un código cultural compartido. No se trata solo de recordar, sino de entendernos a través de objetos y rituales que marcaron generaciones. Y ahí aparecen los Nostalgic Devices: piezas que regresan como si nunca se hubieran ido.

El portable turntable, los Koss Porta Pro y el Tamagotchi no vuelven por casualidad. Regresan porque, en un presente que corre a velocidad digital, extrañamos lo simple, lo táctil, lo que tenía peso y presencia.
Aquellos gestos mínimos —colocar un disco, apretar un botón, cuidar una mascota digital— eran rituales que nos mantenían en el momento.

Estos dispositivos funcionan como puentes entre la memoria analógica y la vida contemporánea. Sobreviven porque nunca fueron solo herramientas: fueron experiencias. Y en un contexto donde todo es inmediato y efímero, vuelven a tener valor.
Incluso la moda tomó nota. Marcas como Coperni reinterpretaron estos códigos en pasarela, recuperando la estética y la lógica de los viejos dispositivos para transformarlos en objetos futuristas. En lugar de replicar lo vintage, lo convierten en un lenguaje nuevo: uno donde la nostalgia convive con la innovación.

En un mundo saturado de información y urgencia, los Nostalgic Devices aparecen como refugios, no como reliquias. Recuerdan que escuchar música o jugar no era solo “hacer”: era una forma de habitar el presente.

La nostalgia que vivimos hoy no se limita a mirar hacia atrás. Es una herramienta para reconectar con aquello que alguna vez nos hizo sentir más cerca, más atentos y más humanos.
Estos artefactos del pasado no vuelven solo por quienes los conocieron, sino también por quienes nunca los vivieron del todo, pero los imaginan como una era más lenta, más clara y más habitable. Para una generación que creció entre pantallas, notificaciones y velocidad, estos objetos funcionan como una puerta hacia un pasado que añoran sin haber tenido.
Esa es la paradoja de la nostalgia hoy: no se trata de recuperar algo perdido, sino de alcanzar algo que jamás fue propio. Un deseo de volver a un mundo que, más que real, es emocional. La promesa de una experiencia más presente, más íntima y más humana.
